lunes, 8 de noviembre de 2010

para la foto!

La imagen se detuvo, vi su mano girar a gran velocidad hacia mi cara, solte el cucurucho chorreante y espere el inevitable golpe, pero eh aqui un fenomeno poco valorado por la mayoria, la inversion de roles gracias al cambio inesperado de contextos... CRUUSHHH! al piso, se quebro el taco del zapato, y se desplomo, no solo el brazo sino toda ella sobre mi, y gran parte del maquillaje quedo grabado en mi camisa, tobillo doblado, helado en el piso, D´´s habia hecho justicia, como sea, simplemente la situacion era cada vez mas engorrosa.

En algun lugar del mundo una paloma blanca caia en picada sobre una montaña de chatarra, donde una pieza de rubi resplandecia bajo el sol ardiente.

XIII

Despues de 13 horas de vuelo, lo único que quería era poder descansar un rato. Sobre todo después de haber estado soportando las sonrisas de plástico de las azafatas que, sin errar un instante, pasaban cada 15 minutos preguntando si deseaba algo de tomar.
En fin. Sólo era una pequeña porción de lo que me esperaba...

El barrio se veía desteñido, y un montón de ramas secas formaban una pila que dificultaba el acceso a la casa. Una de tantas iguales.
Golpeé la puerta y esperé.
Oí unos pasos acercarse, y observe casi con ensimismamiento cómo giraba la perilla. No estaba preparada para lo que ocurriría después...

miércoles, 3 de noviembre de 2010

La pequeña bandita de los jueves

Tiempo despues...
La habia conocido por casualidad. Caminando por las calles adoquinadas de la ciudad ella se acercaba a largos y veloces pasos. Solo detuvo su marcha cuando el viento hizo volar el suave pañuelo de seda que habia rodeado su cuello, en ese preciso momento yo estaba haciendo malabares con un enorme helado que habia conseguido cambiar por limpiar los vidrios de la heladeria, creo sinceramene que nunca habia disfrutado tanto de esta variedad de pequeños placeres de la vida como hasta aquel dia, sin embargo, la escena siguiente fue la que para mi ya era comun ver repetirse, una serie mas o menos asi: Manuel- colision- Mundo- Desastre- Yo, el pañuelo se elevo por sobre nuestras cabezas, ella comenzo a correrlo y Manuel...tambien, resultado obvio, mi helado de chocolate con nuez y crema quedo recubierto por una fina y delicada capa de seda celeste y blanca, manuel conservaba parte de su helado, la otra parte estaba sobre mi zapato... no sabia si pedir disulpas, enojarme, o llorar como un chiquillo por perderme nuevamente un almuerzo, simplemente sostuve el helado y el pañuelo hasta que ella estuvo frente a mi:
- Oh Señor, perdone! es que... No puedo ser tan torpe! siempre me pasan estas cosas!- Dijo como retandose a si misma con el tono que utilizaria cualquier abuela con su pequeña nieta.
-Eh.. bueno... yo...- Comence a separar el helado cuidadosamente de la seda...
-Si lo lavas rapido quizas no se arruine - dijo con poco convencimiento Manuel mientras lamia su cucurucho con agilidad sorprendente, creo que mi mirada fue demasiado fulminante, porque simplemente retrocedio. Ella seguia hablando sobre su torpeza cuando en un impulso de desubicacion poco comun en mi pregunte:
- ¿cuando fue la ultima vez que pasaste un dia sin mirarte en el espejo de los demas?
Detuvo su mirada en mi por primera vez, la situacion seria comica vista desde afuera, un hombre totalmente descuidado similar a un naufrago, de higiene objetable, con un helado chorreando por la mano izquierda y un pañuelo ennegrecido con chocolate en la otra le hacia una pregunta atrevida a una hermosa joven con el estereotipo tipico de la "hija caprichosa del jefe millonario"

lunes, 12 de julio de 2010

XI

Pasé, lo que pareció un siglo en el aeropuerto.
Mis pies había cobrado vida propia, y no había manera de mantenerlos en un sólo sitio.
Vagaba. También vagaba mi mente, entre un torbellino de pensamientos.
Sentía que me faltaba el aire. Lo necesitaba y él, ya no estaba ahí.
No recordaba haberme arrepentido así, de nada antes. Quería lanzarme debajo de alguno de esos carritos que llevan las maletas. Y al mismo tiempo, sabía que no tenía ni siquiera las agallas para hacer eso.
Me zumbaban los oídos, y la presión en el pecho crecía a medida que pasaban los segundos.
Lancé un grito adolorido y todos los trajeados que me rodeaban dirigieron sus miradas hacia mí con gesto de pánico.
No me importaba lo que pensaran. Necesitaba hacerlo, necesitaba gritar.
Cuando me quedé sin aire en los pulmones, corrí hacia el servicio por entre la multitud. Me encerré y lloré, por lo que parecieron años.

domingo, 17 de enero de 2010

X

No podía creerlo, pero aún asi mi voz sonaba increíblemente calma y segura -¿Cuál es su nombre?-pregunte mirandolo a los ojos y los pies clavados al suelo.
-Marco...-Respondió desviando la mirada.Pude ver la Culpa a flor de piel, y comprendí que durante años este pobre ser trataría de entender, ¿Porqué no llegué a tiempo? ¿Qué hubiera pasado si en vez de ir a 60 hubiese ido a 80, o a 100?
-Lo del auto...-Comenzó a decir Manuel.Extrañamente, ese comentario fue el que rompió la tensión y nos volvió a la realidad exterior.
-Diré que fue un accidente al esquivar un caballo del camino-Dijo levantando la cabeza firmemente por primera vez-Vayanse, no tienen nada más que hacer aquí.-Sus ojos seguía enrojecidos, pero si lloraba, las lágrimas no podrían distinguirse del agua de lluvia que continuaba cayendo.
No puedo recordar aún que fue lo que sucedió luego, más que algunos fragmentos ininteligibles de los retazos de pesadillas de aquella noche, sólo que desperté en un hostel en el cual las cucarachas eran lo menos impresionante que podías encontrar entre tus sábanas.
El desayuno no fue fácil. Por un largo tiempo, nada fue realmente fácil.El diario nos mostró qué era lo que ninguno hubiera querido imaginar de aquella noche que, ingenuamente, sólo pretendíamos olvidar.